Madrid, 3 de marzo de 2022.- En el día de hoy, casi 400 inmigrantes, han entrado en suelo español de forma violenta.

Cuando alguien va a pedir sal al vecino, llama a la puerta; en nuestra frontera sur, en Ceuta y Melilla, vemos de forma habitual como «quien viene a pedir sal», viola nuestras fronteras y se enfrenta, de forma cada vez más violenta, a nuestros guardias civiles, dejando día sí y día también, agentes heridos.

Sin querer entrar en Política Exterior, que no nos compete, desde UniónGC vemos con rabia y bastante impotencia, como nuestros gobernantes no velan por sus servidores públicos, sus condiciones laborales, su salud, ni su integridad física.

Esto no es un problema nuevo, las tensiones migratorias, así como las tensiones políticas y comerciales, cada vez más habituales con Marruecos, debilitan la defensa de las fronteras europeas en Ceuta y Melilla. Dichas fronteras están defendidas por vallas, que ciertos sectores sociales entienden polémicas, pero son el mecanismo habitual y correcto para luchar contra la inmigración irregular; tras la eliminación de las concertinas, y su inacabada sustitución por los «peines invertidos», las vallas se han debilitado, y esto último no tendría excesiva importancia, si al mismo tiempo se hubiera dotado el perímetro de un mayor número de guardias civiles, provistos de mejores medios para defender su integridad física.

No puede ser que los derechos humanos se interpreten para defender al agresor y, no se tengan en cuenta para defender al que nos protege, no puede ser que obliguemos a 100 guardias civiles a enfrentarse a 1.000 inmigrantes cuerpo a cuerpo, es irresponsable. Canadá, país del primer mundo y no sospechoso de vulnerar los derechos humanos, lo tiene claro:

            «La fuerza de parte de las autoridades NO debe ser proporcional, debe ser mayor. Esa fuerza es la que conduce al orden público. La fuerza proporcional invita al desafío constante porque deja a los antisociales en un falso empate en vez de en un castigo real».

En este caso, la falta de medios y personal de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, en Ceuta, en Melilla, o en cualquier otro incidente de orden público, lleva a que nos tengamos que enfrentar con fuerza proporcional a quien nos desafía, y eso incita al desafío constante.

Desde UniónGC- Unión de Guardias Civiles, exigimos a las administraciones, al Ministerio de Defensa e Interior, en definitiva, al Gobierno, que se tome esta problemática y a sus guardias civiles con la seriedad que se requiere, y aumente las plantillas de las comandancias de Ceuta y Melilla con los recursos personales y materiales, que sean necesarios, para proteger nuestras fronteras y la integridad física de nuestros guardias civiles.