La mejor forma de distinguir a un policía/guardia civil de otro ciudadano en un tiroteo, en un incendio o cualquier otra catástrofe, es ver quien corre hace el incidente y quien huye de él. Esto no es una crítica de quien huye, el instinto de supervivencia es algo normal en el reino animal, sino una loa a quien acude sin pensar en su propia seguridad, teniendo como único objetivo, cumplir aquello que juró el día que se hizo guardia civil:

          «¡Guardias civiles!, ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuere, entregar vuestra vida en defensa de España?».

          Ayer, la prensa canaria se hizo eco de un hecho que responde a la calificación de heroico. Un guardia civil que se encontraba de compras con su familia, observó a una mujer con intenciones de arrojarse al vacío desde un puente. «Abandonó» a su familia para cumplir con su deber, proteger la vida de los demás, aun a riesgo de la suya propia. Como buen profesional, apartó a los curiosos, solicitó ayuda y trató de convencer a la mujer para que desistiera de sus intenciones, sin llegar a conseguirlo; la mujer se lanzó al vacío, y Carmelo que así se llama el guardia civil, lejos de apartarse, se interpuso entre la mujer y el suelo, intentando que esta no tuviera un luctuoso final.

          ¿El resultado?: nuestro compañero Carmelo, que perdió el conocimiento con el golpe, estará unos días con el cuello y la espalda muy doloridos, pero seguro que su mejor analgésico, será saber que ha salvado una vida.

          El protagonista del suceso narrado, un guardia civil cualquiera, de un puesto cualquiera, un día cualquiera, cuanta en su haber con mas hechos destacables por notorios y afortunados, llenos de arrojo y profesionalidad, y este mismo año. Él y dos de sus compañeros, auxiliaron a una mujer que se estaba desangrando en su domicilio, Mientras uno de ellos, mantenía una conversación telefónica con la afectada, tratando de que no perdiera la calma y el conocimiento, los otros dos, valorando la gravedad de la situación, «echaron la puerta abajo» y realizaron los primeros auxilios a la mujer, taponando las heridas , hasta la llegada de las asistencias sanitarias. ¿El resultado?: otra vida salvada.

          En Unión de Guardias Civiles – UniónGC estamos enormemente orgullosos de tener compañeros como Carmelo, esos que honran el uniforme con  sus acciones, y nos llenan de prestigio a todos los que lo vestimos a diario.